no una justicia que El nos da a nosotros, sino más bien la justicia como uno de sus atributos gloriosos. Esta habla de la equidad de Dios, significa la rectitud judicial de Dios, la esencia moral, santa, justa y recta del carácter de Dios que “paga a cada uno conforme a sus obras”. El dice nuevamente en el siguiente versículo (vs. 26): “…a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe (al que cree) de Jesús”. Es decir, en la cruz de Cristo Dios está declarando su propia rectitud,
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